Ir al contenido principal

Memorias de un silencio (medios para un fin)

 Una pandemia que se llevó mas que seres humanos. Se llevó la memoria colectiva, implantando individualismo y crueldad.

Una guerra de pobres contra pobres se combate diariamente frente a la intolerancia de una opinión distinta.

En el medio, una radio, un diario, un noticiero parloteando repetidas mentiras, que le susurra al oído el dueño de la tierra.

Cipayas declamaciones resuenan sobre estrados de un Congreso que esta sediento de sangre.

En el medio, un vacío que es llenado con rutinarias actividades que el capataz inmobiliario canturrea a los oídos de unos conejillos de indias, siendo acatadas sin mediar pensamiento.

El trabajador, como ratón de laboratorio es lo dejó la pandemia.

Un experimento de país.

Un lavaje de cerebro, con estímulos de pantallas intermitentes para insultar a jubilados en una plaza y aplaudir que los uniformados pongan orden al laboratorio.

En el medio, alguien abre los ojos llorando por tanta sangre que corre desde las fabricas cerradas.

Y el medio, una olla popular pide monedas para comer. Los matecocidos humean desde los colchones en las veredas de la gran capital.

El laboratorio esta limpio y ordenado; la sangre corre a los barrios. Así el medio lo quiere. Así el dueño lo ordena.

_ ¡Si, patrón! - se escucha en las filas de científicos del fondo en un lago escondido.

En el medio, el silencio es abrumador.

La memoria falla.

El silencio lo abarca todo.

La memoria se agota.

Silencio,

orden y progreso.


https://designosylenguajes.wordpress.com/


Pez Interestelar


Entradas más populares de este blog

Pasajes interestelares 2

Capítulo 2 Despierta Martín  Martín se despertó con el sonido del traquetear de la formación férrea, que se escucha a lo lejos. Se restregó los ojos, despabilándose antes que suene la alarma del reloj. Una rara sensación de un sueño, a medio terminar, le quedó flotando en el pensamiento. Eran las 5:40 de la mañana. El preludio de un día agitado se agolpaba en la cabeza de este adormilado individuo. Con solo pensar en cada actividad que esperaba en el accionar de su presencia, le generaba migraña. Y no es buen augurio que en esos tempranos manotazos desperezantes de la mañana, se desperdicié tanta energía en proyecciones de un futuro cercano posiblemente agotador. Ya de por si, esas proyecciones de un posible futuro cercano son desgantantes. Pero él solía hacer ese juego mental para pasar el tiempo, (manía obsesiva canalizada en pensamientos). Pegó un salto de la cama, arremetiendose hacía la ducha. El agua y el vapor lleváronse los recuerdos de la madrugada. Se vistió con rapidez, ...

Pasajes interestelares 3

Capítulo 3 Río Ella estaba buscando, quizas, sus recuerdos, en la almohada. Tal vez, una palabra, una imagen, que la guíe en su penar de madrugada. Pétalos marchitos entre la neblina de su canción favorita. Paso sobre paso, camina junto a las estrellas. Y, de vuelta al rayo de luz que encandila sus pupilas agotadas. Comienza el dia saltando colectivos y esquivando caras borroneadas en cada esquina.  Pausar la vida. Eso piensa.  Parar el pulso del reloj que deglute sus pasiones. Poder cantar la melodía de una calandria entre cada semáforo en rojo.  Lamer el río de lo verdadero, antes que sus sueños dejen de latir tras cerrar la puerta de su oficina.   Observa un papel arrugado en un rincón oscuro y tiembla.  Puede ser que su pasado se reconcilie con sus labios si marca un número de teléfono.  Sin embargo, se queda ahi. De pie, en el medio de una nebulosa de melodias y frases de amor.  Escucha el sonido de un tren a lo lejos.  El papel y el tel...

Pasajes interestelares 4

Capítulo 4 Desidia  Hambre en la ciudad capital. C aen cartones de los balcones en la nueva Roma. Varias personas en las calles esperan, con brazos anhelantes, las migajas que brindan, mezquinamente, las pelucas enjoyadas del barrio.  Indicios de maldad.  Mezquindad e indiferente emergen del resentimiento clasista del dueño del petróleo; en un lago escondido lava el oro incaico manchado de sangre. Invirtiendo están, el dueño y el patrón, en una casa rosa donde pululan payasos con bisoñés dorados.  Atisbos de esclavitud.  Puentes hacia un precipicio que construimos día a día en comunidad. Un conjunto de personas viviendo en un mismo territorio pero sin mirarse a la cara. Gente que se inmola en plazas pero nadie los mira. Todos agachan la cabeza y continúan produciendo lo que el patrón manda. Signos de la desidia.  Una almita camina por este sendero juntando cartones, trotando en trueques de supervivencia. Escucha el tren a lo lejos, una almita desea el dulce...