Capítulo 3
Río
Ella estaba buscando, quizas, sus recuerdos, en la almohada. Tal vez, una palabra, una imagen, que la guíe en su penar de madrugada. Pétalos marchitos entre la neblina de su canción favorita. Paso sobre paso, camina junto a las estrellas. Y, de vuelta al rayo de luz que encandila sus pupilas agotadas. Comienza el dia saltando colectivos y esquivando caras borroneadas en cada esquina.
Pausar la vida. Eso piensa.
Parar el pulso del reloj que deglute sus pasiones. Poder cantar la melodía de una calandria entre cada semáforo en rojo.
Lamer el río de lo verdadero, antes que sus sueños dejen de latir tras cerrar la puerta de su oficina.
Observa un papel arrugado en un rincón oscuro y tiembla.
Puede ser que su pasado se reconcilie con sus labios si marca un número de teléfono.
Sin embargo, se queda ahi. De pie, en el medio de una nebulosa de melodias y frases de amor.
Escucha el sonido de un tren a lo lejos.
El papel y el teléfono se encuentran en sus manos.
Se escucha una voz dulce que la abraza hasta llorar, invitándola a deslizarse por sabrosas constelaciones de lo verdadero.
Sonríe.
Corre a tomar el primer tren que divisa.
Se detiene el tiempo.
Melodias de calandrias sobrevuelan en la noche.
Se detiene el tiempo.
Se escucha el sonido de un tren a lo lejos.
Se siente el río como abraza.
Pez Interestelar